Buenas noches.
Reciban un saludo de la Red Sexta Grietas del Norte. El tema central de este evento es dar a conocer la situación actual de los pueblos originarios de México a la gente en los Estados Unidos.
Primero quiero compartir brevemente quienes somos nosotras, nosotros, nosotroas, quienes conformamos la red Sexta Grietas del Norte.
Nuestro nombre, la “Sexta“ se refiere a la Sexta Declaración de los Zapatistas en 2006. “Grietas” se refiere a romper los muros que nos dividen, para conquistar y controlarnos. Desde Estados Unidos luchamos para derribar esos muros.
Actualmente, nuestra red se formó en respuesta a la campaña del EZLN “Los Muros del Capital, Las Grietas de la Izquierda.” En ese encuentro nos comprometimos a traer café zapatista al norte del muro para ayudar a los hermanoas migrantes y refugiados. De allí nació nuestra organización colectiva y la necesidad de crear una red más concreta en lucha y acompañamiento con los compas del EZLN y el CNI-CIG.
Desde ese comienzo, ya tenemos cuatro años trabajando con el Congreso Nacional Indigena, y a la vez conociéndonos poco a poco a nosotras y nosotros mismos, desde California a Nueva York. Hemos trabajado para que los acuerdos que nos gobiernen sean horizontales y democráticos, basados en la igualdad y respeto mutuo. Al fin hemos llegado al punto en que estamos listos para abrir la puerta a los que quisieran participar con nosotros, sean organizaciones o individuos.
Aquí les quiero compartir la misión de nuestra red:
Sexta Grietas del Norte es una red de organizaciones e individuos autónomos, de resistencias y rebeldías que construyen autoorganización colectiva y lucha anticapitalista contra las estructuras jerárquicas del poder estatal y la civilización capitalista de muerte. Estamos comprometid@s con la lucha por la defensa y la formación de una vida digna, lo que incluye resistir las opresivas jerarquías raciales y patriarcales y actuar fuera del sistema establecido de partidos políticos. Nuestros objetivos son apoyar mutuamente nuestras luchas y la solidaridad con nuestros compañeros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y el Congreso Nacional Indigena, el Consejo Indigena de Gobierno, y la Sexta en México y en cualquier lugar. Queremos construir un amplio frente de luchas autónomas y comunitarias en los Estados Unidos. Nos unimos a todos los pueblos que luchan por crear y preservar formas de vida dignas y sostenibles, especialmente los pueblos originarios que luchan por preservar sus vidas, historia, identidad, sus tierras ancestrales y por proteger a la Madre Tierra.
Lo que estamos aprendiendo
Mucha gente ya conoce al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que también participa en el Congreso Nacional Indigena, CNI. Pero el pueblo estadounidense tiene mucho que aprender acerca de la multitud de comunidades que luchan en el Congreso Nacional Indigena, CNI. (El CNI es una organización de base que no tiene nada que ver con el congreso mexicano.) Las comunidades del CNI al igual que las comunidades originarias en Norteamérica defienden su territorio, su cultura, y su futuro. Sus luchas en ambos países son nuestras maestras e inspiración en la protección de la Madre Tierra. Son comunidades que promueven una agricultura tradicional, sustentable, orgánica y justa. Una agricultura opuesta a los cultivos industriales, contaminados y contaminantes; opuesta a la ingeniería genética de los Monsantos del mundo.
Las personas en Estados Unidos vivimos una sociedad industrializada e individualista y tenemos mucho que aprender de las comunidades originarias; de su forma de vivir, de ser, y de ver y respetar la comunidad, el mundo, y la naturaleza. Esto es algo que en el Norte estamos perdiendo, y hay que recuperar. También hay mucho que aprender de sus modos políticos, donde el diálogo profundo reemplaza el voto manipulado. Comunidades donde la que manda, manda obedeciendo.
La resistencia del Congreso Nacional Indigena es un llamado a que despertemos. No podemos seguir ignorando que la vida que disfrutamos en los Estados Unidos está basada en la explotación y saqueo de los pueblos del sur. Por eso, desde el “norte global”, desde Estados Unidos, nos solidarizamos con el CNI y el movimiento zapatista. No sólo por solidaridad, sino porque nuestra lucha es la misma. Para resistir el capitalismo multinacional, nuestra lucha también tiene que ser multinacional. Su lucha es nuestra lucha. Si su resistencia triunfa, todas ganamos; si su rebeldía es derrotada, todos perdemos, incluyendo nuestra Madre Tierra.
Nuestras luchas paralelas
En los Estados Unidos, igual que en México, padecemos y luchamos contra las mismas cosas: la pandemia, la represión policiaca del estado, los megaproyectos, y la comercialización y dominación de la vida cotidiana por las corporaciones transnacionales.
Ejemplo 1: La Pandemia
Nos vemos ahora obligados a enfrentar la pandemia del coronavirus. Los gobiernos manipulan las cifras pero no pueden ocultar la tragedia. No pueden negar cómo el neoliberalismo sistemáticamente destruyó los sistemas de salud pública que hoy podrían protegernos. Los dizque gobiernos de México y Estados Unidos sabían de la pandemia, y fueron incapaces de prepararnos contra el peligro. No podían, pues los dueños del capital mandaron a que no se hiciera nada. Los dizque gobiernos ignoraron el peligro, esperando que con agüita de cloro, con rezos y con buena voluntad, el covid se fuera. Caprichudos, los presidentes de México y Estados Unidos se negaron incluso a usar cubrebocas.
Tanto en México como en Estados Unidos, la peor parte la llevan la gente pobre. Son las “gentes de color,” los pueblos originarios, las mujeres, las y los trabajadores obligados a trabajar porque son dizque “esenciales” o porque no pueden quedarse en casa sin morir de hambre.
Diversas comunidades originarias en México y Estados Unidos fueron mucho más responsables con su gente que los gobiernos nacionales. Las comunidades zapatistas en Chiapas y el Pueblo Lakota en Dakota del Sur, por ejemplo, cerraron para evitar contagios. También reforzaron sus sistemas médicos.
Ejemplo 2: La represión y violencia estatal
Tanto en México como en Estados Unidos, la represión se ha vuelto más compleja y más brutal. Nos atacan policías de todo tipo, locales y federales, migratorias y guardias nacionales, ejércitos y la marina. Pero también nos atacan grupos armados que están supuestamente fuera de los estados. El crimen organizado en México o las milicias de supremacía blanca en Estados Unidos. Se juntan y coordinan con policías y ejércitos para golpearnos más fuerte. Son además grupos patriarcales, machistas y asesinos. Hostigan a las mujeres, sobre todo las de pueblos originarios y de comunidades “de color.” Son violadores impunes; son feminicidas.
A pesar de esto, en los dos países, luchamos contra la explotación y el despojo y buscamos otra forma de hacer política, opuesta a los partidos podridos y vendidos.
Ejemplo 3: Los megaproyectos y la comercialización de la vida cotidiana
Los gobiernos de México y Estados Unidos tienen profundas diferencias, pero ambos desprecian a los pueblos originarios al continuar a marchas forzadas, pese a la pandemia, sus megaproyectos de muerte. Son grandes obras creados por y para el beneficio de corporaciones capitalistas multinacionales. Son proyectos mineros, petroleros, turísticos, energéticos, muros anti-inmigrantes o plantaciones de monocultivos.
La hidra capitalista tiene una nueva cabeza: el llamado T-MEC. Este nuevo tratado comercial entre Canadá, Estados Unidos y México pone aún más cadenas a los pueblos. Obliga al gobierno mexicano a convertirse en su policía fronteriza contra las y los migrantes latinoamericanos. Vende la agricultura y la creatividad de los pueblos para que aumenten el poder, el capital y las ganancias de las corporaciones capitalistas.
Y no nos engañemos. Las ganancias de todos estos proyectos no servirán para mejorar las condiciones de vida, trabajo, educación o salud de nuestros pueblos. Todo lo contrario: sólo aumentarán la fuerza de las corporaciones, y por tanto, la explotación y el despojo que sufrimos.
Para concluir
Cuando los y las zapatistas anunciaron que cerraban sus comunidades para defenderse del coronavirus, también hicieron un llamado: No se olviden de las luchas, nos dijeron. ¡Y no las vamos a olvidar!
Tal vez la lucha más importante es la de aprender a trabajar juntos en todos los niveles; entre individuos y organizaciones, entre nuestras redes y coaliciones, y entre movimientos en varios países.
Esta conferencia es como un espejo para vernos a nosotras mismas en Estados Unidos. Un espejo interactivo, donde ambos lados interactúan uno sobre el otro. Los y las zapatistas inspiran la resistencia de los pueblos en Estados Unidos. El movimiento en Estados Unidos por las vidas negras y contra la brutalidad policiaca se replica en las ciudades de México. Es como un baile donde los movimientos en un lado invitan a moverse al otro lado del espejo.
Sigamos ampliando la resistencia y la rebeldía. ¡Luchemos y bailemos juntas! ¡Aprendamos de la sabiduría de nuestras compañeras y compañeros del Congreso Nacional Indígena, y en unidad destruyamos los muros de explotación, despojo, represión y el desprecio!
Muchas gracias por su atención.